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lunes, 12 de julio de 2010

¡Ay! El escándalo de Ingrid Betancourt

Hasta donde me he dado cuenta, nadie ha pretendido que a Ingrid se le quite el derecho a reclamar judicialmente lo que ella considera una pretensión justa, salvo algunos desajustados que siguiendo la práctica de Uribe hasta le quieren quitar la ciudadanía porque "da mala imagen al país".
Además quisiera creer que quienes dicen "mereció su secuestro" no lo afirman textualmente [...] Sino en medio del ánimo caldeado en cuanto a la responsabilidad que ella tuvo en su propia situación.
No obstante, que yo crea que ella puede y debe reclamar porque la sé afectada no obliga que su reclamo sea justo para mí: Las pretensiones de la demanda, 6.8 millones de dólares que ahora resultan ser una "suma simbólica".
La práctica de demandar al Estado es más común en otros países que en Colombia y, generalmente, tiene el efecto de [sentar precedentes contra el abuso a los ciudadanos por parte de las instituciones públicas o privadas].
Lo que resulta indignante es que, por un lado, es difícil establecer que el Estado haya abusado de ingrid (Según su propia versión, el problema es de Pastrana, dos o tres mandos de fuerzas de seguridad y la guerrilla) La guerrilla no es una institución colombiana, el gobierno de turno no le sugirió internarse en la selva y los militares la hicieron firmar un acuerdo de responsabilidad personal; por otro lado, entrar en la práctica de que uno se demande a sí mismo me parece una estupidez de tamaño colosal. Me indigna la idea de que en un Estado -inestable y conmocionado- se desangren recursos que se pueden invertir solucionando el problema general.
¿Cuál es la idea actual, retribuciones monetarias selectivas de 1% del PIB a 100 ciudadanos hasta que el Estado (45'000.000 de personas) colapse?
La pretensión de la demanda era o sigue siendo individualista. Nunca se ha tratado de sentar precedentes o resolver problemas del país como en el caso concreto de Iván Cepeda y otros. No ha habido un ápice de nobleza en las actuaciones de Ingrid y su posición política la de un administrador de caja menor.
Ahora más cuando ella quiere sostener que dos escoltas del DAS la hubieran salvado de una escuadra de la guerrilla. Hay mucho de absurdo en esas afirmaciones, con o sin trauma. Lo que se busca no es precisión lógico-matemática en su recuento de los hechos sino sensatez a la hora de demostrar su afectación por parte del Estado. Cosa que jamás ha mostrado.
Finalmente, reconozco que Caracol Televisión, en su emisión de ayer domingo 11 de Julio, participó por voluntad de sus directivos en el boicot del gobierno contra Ingrid. El problema es que ser víctima de la plaza de mercado de Uribe y de la guerrilla no termina dándole la razón a ella.
Si lo que quiere Ingrid es participar en política, que haga como todos los delfines y arranque administrando una fundación. Luego un ligero salto a los medios y luego a los placeres de la vida política. Qué fácil cuando uno tiene tanta visibilidad. No comprendo cuál es la inteligencia de esta mujer al cometer tamaño suicidio público. Ni comprendo tampoco por qué el haber sido víctima de la guerrilla y ser víctima actual del martillo implacable del gobierno de turno y sus medios afines le da razón para comprometer al Estado.

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